Un rasgo de la literatura española es el constante paralelismo de realismo e idealismo, Sancho Panza y su reverso Don Quijote. La tensión y dialéctica entre los dos: un idealismo que es tal solamente por contraste con lo real, y un realismo cuya fuerza radica en su constante alianza dialéctica con el idealismo –un realismo ideal que en el fondo es un idealismo muy real.
Diez de Revenga, dice así: «En pocos casos es tan interesante la vida de un poeta contemporáneo para comprender su obra como en el de Miguel Hernández, cuya trayectoria existencial, desde orígenes escasamente cultivados hasta un final patético, pasando por espacios de autoformación cultural y de compromiso político activo, tanto ha llamado la atención de los numerosos estudiosos que a su obra se han aproximado. Poeta excepcional, de gran fuerza y vitalidad juvenil mantenida siempre, fue también atento escucha de las novedades literarias más avanzadas de su tiempo, que le capacitaron para crear una poesía innovadora en cuanto a su formación, y personal en lo que a su ejecución se refiere, aunque siempre queda la duda de lo que el futuro de un poeta, muerto a los treinta y un años, podía habernos deparado”.
Por ello, no podemos entender todas las dimensiones de la poesía de un autor sin profundizar en el plano del hombre y sus circunstancias.
La génesis de Miguel y otros escritores , como se habla en antología de escritores oriolanos, de altísima cota de la poesía española, está latente en la energía potencial que Orihuela acumula, en el fondo de su personalidad, donde se entrecruzan en proporciones equivalentes, la religiosidad y el paisaje natural circundante , que se manifiesta en su creación artística.
En el plano del hombre la hipersensibilidad de este autor hacia los estímulos externos e internos forjan y condicionan una fusión indisoluble entre su trayectoria vital su creación artística. Ningún hombre sensible puede escapar de la realidad que le circunda.
Miguel Hernández es el poeta de la emoción de la aguda percepción sensorial que marca hasta sus últimas etapas incluso en su época de influencia vanguardista, porque no sólo nos enseña su mundo desde lo telúrico sino que el mismo se define:
“Me llamo barro aunque Miguel me llame. Barro es mi profesión y mi destino que mancha con su lengua cuanto lame.”
Esta emoción creadora en la mayoría de obra de Miguel no consiste en un alarde estético sino en la actualización de las experiencias vitales ”os doy la humanidad que mi canción presiente”. Por eso marca un hito en la re-humanización de la poesía del siglo XX.
Cano Ballesta, escribe : «El mundo poético de Miguel Hernández se puede concentrar, pues, en este hondo tríptico de elementos en perfecta correspondencia mutua: vida, que es igual a amor más muerte; muerte, que es igual a vida más amor; amor que es igual a muerte más vida. La metáfora de la herida, perteneciente al lenguaje del amor pasión de los cancionero medievales y de la mística, se convierte ahora en vehículo simbólico de toda su existencia». Así es como en El rayo que no cesa («sigue, pues, sigue cuchillo, volando hiriendo») o en la elegía que dedicó a García Lorca («Muere un poeta y la creación se siente moribunda y herida en las entrañas») llega en este poema a protagonizar de manera absoluta y a convertirlo en un resumen total de su poesia”.
Miguel Hernández en sus primeras etapas lee a los autores clásicos: Garcilaso, Quevedo, Lope de Vega que le inspira “El labrador de más aire”, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León y sobre todo Góngora. Pero el poeta atiende más a la técnica de la expresión de los poetas del Siglo de Oro que a la España que representan. Parece que hace suya la frase de Joaquín Costa “Despensa, escuela y doble llave al sepulcro del Cid”. Así debemos trabajar para avanzar.
La influencia Bécquer se haya presente en sus poemas de adolescencia y en el cancionero y romancero de ausencias junto con Rosalía de castro y continuara con Antonio Machado que domina en el neo-popularismo de la generación del 27.
Huellas del gongorismo están presentes en el uso de la octava real, hipérbaton, el léxico culturista o la metáfora compleja; del soneto quevedesco en el rayo que no cesa o el concepto perito lunas “desgarrón afectivo”; silvas, redondillas y tercetos encadenados que recuerdan modelos de Petrarca.
Miguel Hernández aunque pertenece a la generación del 36 (reflejos que se aprecian en su poesía religiosa, series someteriles y algunos motivos inspiradores), lo podemos considerar como un genial epilogo a la generación del 27. Esta generación marca dos etapas diferenciadas:
La primera etapa es un periodo de deshumanización del arte, donde optan por encerrarse en un mundo estético: poesía carente de sentimentalismos de una belleza puramente estética y artificiosa. Actitud de evasión y rendición ante lo inevitable. “El arte por el arte”, el arte alejado de lo personal y humano, bello en su desnudez de la estética vanguardista no es asumido totalmente por la generación del 27 y sobre todo en Miguel persiste el vínculo humano.
En Perito en lunas el vanguardismo se refleja en el hermetismo y la y la imaginería, pero sus recuerdos levantinos se alargan como lengua de los camaleones hasta su tierra natal, Orihuela, que no deja incrustarse en su mundo poético que es “su cuerpo y alma” impidiendo que se desvincule de la realidad. Porque el destino de este poeta arranca del paisaje oriolano donde es pieza fundamental, piedra, hierba, palmera, pájaro…o humilde barro
En el segundo periodo y tras el breve periodo de introspección surrealista que supone una renovación de la imagen poética y una reivindicación de la poesía impura, los poetas de la generación del 27 cobran conciencia de la anteguerra y la situación que atraviesa España. Se produce re-humanización del arte.
En el rayo que no cesa funde la poesía impura y a metáfora surrealista con la tradición libraría española como ya hemos señalado al principio y abandona la influencia de Ramón Sige que se esforzaba en buscar en el pasado de España la solución valida (Gracián, Quevedo), nutriéndose de textos de Alexandre como “La destrucción o el amor” o de Neruda “Residencia en tierra”. Estos dos libros os los recomiendo
El estallido de la guerra arranca en el autor su dolor y acento épico de su poesía que se manifiesta con formas polimétricas unidas a formas populares: “Vientos de pueblo “es poesía impura comprometida, combativa. O en El hombre que acecha con endecasílabos y el alejandrino combinados.
La frase de Ortega yo soy yo y mi circunstancia, se hace patente tanto en la simbiosis de tradición y vanguardia en la poesía de Miguel como en el uso que hace de las mismas según las necesidades expresivas de cada una de sus etapas.
En 1934 viaja de nuevo a Madrid y se desvincula del ambiente Oriolano. Comienza a colaborar en Madrid Cruz y Raya dirigida José Bergamín y conoce a otros autores Altoaguirre, Cernuda, María Zambrano y Pablo Neruda).
Los ambientes e Madrid y sus amistades influenciaron en la evolución ideologiaza de un poeta provinciano, Neruda le escribe “ EL gallo crisis” Le hallo demasiado olor a iglesia ahogado en incienso….” Tu eres demasiado sano para soportar ese tufo sotánico-satánico “.
En 1936 publica “El rayo que no cesa que será muy fructífero y entonces adopta como libro de cabecera la destrucción o e amor al conocer a su autor Vicente Alexandre.
Se adentra en la poesía impura al colaborar con Pablo Neruda en el Caballo Verde para la poesía, y abandona la influencia clasicista y los acentos católicos de Ramón Sige. Aunque este le escribía “Miguel acuérdate de tu nombre. Te debes a el y no a nadie”. Colaboro también en “Los Toros” con J.M. Cossío y se incorpora a las Misiones Pedagógicas. Estás son los primeros pasos de su compromiso social.
En 1936 se incorpora a 5ª regimiento y es nombrado Jefe del Departamento de cultura, el se encargaba de publicaciones, propaganda y organizar biblioteca. 1937 se publica Viento de pueblo que es una poesía épica, comprometida, de guerra, de denuncia y de solidaridad con el pueblo oprimido. Pasa de lo lírico a lo épico: Exalta a los hombres que luchan “El sudor, Rosario…Mitificación “Vientos de Pueblo, Canción del soldado en los que glorificación de los valores de la colectividad. Fusión entre amo y heroísmo “Espejo de mi carne sustento de mis alas” La victoria anunciad de mano del hijo que espera, pero con ansias de guerra “los colmillos y garras”. Lamentado victimas Elegía primera” Reivindicación social en el niño yuntero, en los que se idéntica con los protagonistas.Existe una exaltaron del pueblo y un imprecación del tirano “las manos”
Su quehacer poético en esta etapa es una arrebatada contribución a historia que se estaba viviendo, gestando en ese preciso instante, no una remembranza. Miguel sin ser un poeta épico como Homero, ni un versificador de circunstancias, aborda un tema social o humano o de dolor con una inspiración alcanza calidades altísimas. Porque es un poeta de sentimientos, sus poemas circunstanciales no merman su pasión, ni restan veracidad a lo que sentía por la causa del pueblo que había hecho suya. En sentido metafórico el … es barro…es soldado …es pueblo …es un ejerció mimetismo emocional absoluto que es capaz de plasmar y transmitir a quien hoy lo lee..
El poeta se focaliza en un yo lírico “canción del soldado, en un yo fundido con nosotros “sentado entre los muertos” y con los grupos sociales campesinos, jornaleros…1937 se diluye su optimismo al ver la insensibilidad Europa hacia España.
El hombre que acecha se repliega hacia su introspección, canta o mejor susurra amargamente la oposición entre las fuerzas positivas solidaridad, justicia…Frente a inhibición y opresión.
Busca la razón de su opresión “Madre España” 1939 e detenido al acabar la guerra. 1939 entrega Cancionero y romancero de ausencias que comenzó a escribir 1938. Con el alcanza su madurez poeticazo una poesía desnuda y para la que toma de base la sencillez de la lírica popular, Poesía desgarrada e intima de un tono trágico: “Llego con tres heridas”.
Como su pueblo ha sido vencido, victima que expresa su dolor y agencia. La palabra libertad va unida a la del amor, única forma de redención. La guerra desnuda ante el, es la muerte y la desolación “tristes guerras”. Las únicas armas son las palabras y la única meta el amor.
Leer a Miguel Hernández conociendo su trayectoria histórica y sus influencias artísticas nos ayuda a comprender su obra. Pero como mi tarea es el hombre, lo que me interesa es lo intimo, la geografía humana , su canto a la vida, al amor y a una naturaleza , mi Orihuela, que se incrusto no sólo en sus retinas sino en su corazón de manos de su amigo Ramón Sige .
Como dice Pablo Neruda: “Ese era Miguel, el dril de su chaquetilla, el cáñamo de su alpargata, la hilanza de su usada camisa que acabada de arrancarla del campo, como quien pasa y desgaja y asume una vara de fresno” . “Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra ( ya lo ha hecho ). No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera”.
Aprovecho un trabajo de mi hija para alentar a aquellos que no han leído poesía , que se atrevan con este autor, no os perdáis la emoción, el sentimiento y frescura que desborda en sus palabras .
Dicen que un poeta tiene un compromiso con el mundo y con el lenguaje, y siguiendo la opinión de mi padre, filólogo y coautor de antología poética de escritores oriolanos, he de confesar que me gusta menos la poesía política de Miguel Hernández, no así la faceta social ( baste recordar el poema del niño yuntero..), también porque es una faceta del hombre para el hombre que me interesa. Entiendo que es muy difícil no limitar la belleza cuando se impone un objetivo intelectual y doctrinario al arte . Pero no niego su autenticidad y su maestría en cada uno de sus versos.
Leer la poesía de Miguel es conocer al hombre. Lope de Vega sentenció con esta frase, “¿ Que no escriba, decís ,o que no viva? “, que vida y obra son una misma cosa. En este mismo sentido Dostoievski se pregunta ¿ Que puede hacer un hombre honesto sino hablar de si mismo? Y por último Borges afirma :” El arte es como un espejo, que nos revela nuestra cara”.
Creo que es conveniente leer poesía y literatura por dos motivos: el científico hoy se acerca al poeta por que trabaja con posibilidades a las que acede desde las circunstancias actuales que le compete vivir y además al leer poesía, mejora nuestra aptitud empática ,aun con ideas no compartidas y nos ayuda a conocer a los demás y conocernos, pues nos muestra un caldo de sentimientos y emociones humanas.
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Trabajo de preparación de selectividad de 2ª bachiller
Antología de escritores oriolanos.