Los castaños

Cuando la prisa no devora mis sentidos

y la soledad es mi patria y mi refugio

con mansedumbre el cielo se posa

sobre la carcasa de los castaños vacíos.

En esa tierra roja donde anidan sus raíces

esta mi sangre y mis recuerdos dormidos

y el fulgor de los rayos de su ocaso

abre unos ojos dulces , también míos.

Porque en medio de la calma y el silencio

brota la ambición de mis tejidos niños

y vuelven los fantasma de la memoria

a poblar de nuevo de ilusiones los sentidos .

Esas imágenes idílicas de la infancia

evocan mis anhelos más íntimos

y en el batir de sus efímeras alas

enmudece el arduo ruido del mundo.

Cecilia Guillén

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